¿De qué reloj infinito,
Oh insólito,
Perenne solitario en la manecilla del tiempo?
Eres la duración,
El instante que madura
En un tiempo enorme, sincero:
Dardo en el viento,
Diana embelesada
Y espacio sin memoria ya fugaz.
Segundos hechos de latidos y de vacío:
Me deshabitas, borras
Mi nombre y lo que soy,
Llenándome de ti: momentos, nada.
Y me elevo, ya sin mí, noble existencia.
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