Trabajo el
poema sobre una hipótesis: el amor
que se
vierte en la copa de la vida, hasta la mitad,
como si lo
pudiésemos beber de un trago. En el fondo,
como el
vino turbio, deja un gusto amargo
en la
boca. Pregunto dónde está la transparencia
del
vidrio, la pureza del líquido inicial, la energía
de quien
procura vaciar la botella; y la respuesta
son estos
vidrios que nos cortan las manos, la mesa
del alma
sucia de sobras, palabras esparcidas
en un
cansancio de sentidos. Regreso, entonces, a la primera
hipótesis.
El amor. Pero sin gastarlo de una sola vez,
esperando
que el tiempo llene la copa hasta el borde
para que
la pueda levantar a la luz de tu cuerpo
y vea, a
través de él, tu rostro entero.
Nuno Judice
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